Aprendizaje Tradicional v/s Aprendizaje Activo
El Aprendizaje Tradicional es aquel que se caracteriza por una exposición continua por parte del instructor. En esta metodología, la actividad del estudiante se limita a tomar apuntes y/o hacer preguntas ocasionales y no solicitadas al instructor[1]. Por tanto, el alumno asume un papel bastante pasivo dentro de la sala de clases. Es la metodología que comúnmente se usa en los establecimientos educacionales.
Por otro lado, el Aprendizaje Activo involucra a los estudiantes en su proceso de aprendizaje mediante actividades y/o discusiones en clase, en contraposición a escuchar pasivamente a un experto. Enfatiza habilidades de pensamiento superiores y frecuentemente contiene actividades grupales[2]. En esta metodología el alumno se involucra en la clase y asume un papel activo en su aprendizaje.
Existe un modelo, que demuestra lo dicho anteriormente, desarrollado por Edgar Dale en 1969 y que hoy en día cobra una importante vigencia dentro del proceso de enseñanza y aprendizaje. Este modelo explica cuáles son los métodos más y menos efectivos a la hora de aprender, y está representado en una pirámide de experiencias. En dicha pirámide se pueden observar diversos métodos de aprendizaje: en la base están los más eficaces y participativos.
A continuación, podrá observar una representación de la pirámide de Edgar Dale[3]:

Algunas características que definen el Aprendizaje Activo son:
- Una participación activa del alumno en su aprendizaje
- Lo importante es la asimilación de conocimientos por parte de los alumnos, no la transmisión de información
- El alumno construye su propio conocimiento al participar en actividades de aprendizaje “hands-on”
- El alumno obtiene retroalimentación inmediata a través de discusiones con sus pares y/o profesores
- Las evaluaciones son parte importante del proceso de aprendizaje
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[1] Freeman et al. 2014
[2] Ibid
[3] Fuente: Revista Digital El Recreo, de la Facultad de Educación de Toledo