Innovar es la clave
¿Cómo enseñan las escuelas de negocios a innovar? De acuerdo a un reciente artículo en la revista BizEd, la mejor manera de hacerlo es … innovando.
La Rady School Management de la Universidad de California, San Diego (uno de los polos de desarrollo tecnológico de los EEUU) se ha transformado en un semillero de innovación. Para ello, están promoviendo estrategias tales como
- establecer identidad propia y conocimiento de sus clientes,
- trabajar con las distintas disciplinas de enseñanza,
- reinventar los incentivos a los profesores y hacerlos más innovadores,
- incentivar que los alumnos y profesores asuman un riesgo, y
- siempre actuar como startup- cambiando el currículo y buscando la auto-sustentabilidad financiera.
Para que una organización educativa lleve a cabo un programa exitoso de “startup,” debe estar abierta al cambio. Sin una actitud acogedora hacia los cambios y un deseo de mantenerse en lo tradicional, no hay cabida a las buenas prácticas de innovación, las cuales lógicamente deben ser constantes en el tiempo, es decir, siempre empezar de nuevo provocando una reinvención adecuada para cada periodo.
Muchas veces el hecho de innovar, más allá de salir de lo tradicional trae consigo riesgos, pero éstos más que evitarse deben ser administrados correctamente. Un ejemplo concreto es Steve Jobs, quien al crear el dispositivo iPhone estaba consciente de que esto tendría un efecto negativo en las ventas del iPod. A pesar de ello, el hecho de atreverse a manejar el riesgo produjo un gran beneficio.
Análogamente las innovaciones en las escuelas de negocios podrían parecer difíciles y arriesgadas, pero producto de éstas se tendrán más profesionales capaces de agregar valor a cada decisión que tomen para el beneficio de la sociedad.
En la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes vemos a la innovación como un modo de vida. Buscamos la innovación de los académicos y alumnos fomentando el pensamiento activo y crítico dentro de la sala de clases y dejando los límites de la creatividad e innovación de los alumnos fuera del aula. Solo siendo verdaderos innovadores podremos enseñarle a nuestros alumnos a que ellos también asuman el reto de innovar.